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martes, 2 de noviembre de 2010

HAY UN FANTASMA EN MI CASA

Mi papá siempre me ha dicho que para estar bien en un trabajo nuevo, hay que ganarse al contador, a la secretaria del jefe y al poli de la entrada, yo agregaría a la señora de la limpieza, no saben cuántas veces se me “borraron” archivos o se mojaron carpetas misteriosamente antes de descubrirlo.

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El caso es que, aplicando ese mismo principio a una casa nueva, yo diría que hay que llevarse bien con la vecina metiche, el de la basura y el fantasma de la casa.

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Una de esas veces que llegué a la casa tipo 3am, después de estar metida en un embotellamiento con mis amigas (de Merlot desde luego), me di cuenta de que las llaves habían sido abducidas por extraterrestres o habían ido a parar al limbo de las llaves, que por cierto está junto al de las tapas de los tupperwares y al lado del de los calcetines, simplemente no aparecieron por ningún lado.

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Yo procuro siempre tener el teléfono de un cerrajero 24 horas, porque creo que particularmente mis llaves y los boletos de estacionamiento les parecen especialmente atractivos a los aliens o a los chaneques, a saber... Sin embargo, como me cambié de casa al otro lado de la ciudad, Eusebio, mi cerrajero-ángel-de-la-guardia (así se pronuncia todo junto) me dejó, me abandonó como chacha de Oaxaca embarazada.

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Haciendo memoria, recordé haber pasado varias veces por una casetita de cerrajería, así que volví, apunté el celular de mi futuro nuevo ángel-de-la-guardia, que por suerte también era 24 horas y regrese a la casa.

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Yo- Dishculppppe señor pero es que no encuentro las ssshaves para entrar a mi casa, ¿usted puede venir a abrirme y hacerme unas copias?

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Cerrajero-Sí señorita, pero por la hora cobro $500, más las copias.

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Yo- ¿Qué? Quinientos pesos por unas tristes ssshaves, malditos extraterrestres, me van a dejar van bancarrota.

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Cerrajero- ¿Disculpe?

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Yo- Digo que esssstá bien, le mando la dirección por mensaje, pero toque fuerte porque sí tengo el control remoto del garage así que me meteré el cossssshe y estaré dentro muy al pendiente esperándolo.

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Cerrajero- Llegaré en 30 minutos.

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Desde luego en cuanto me acomodé dentro del coche, en 12.5 segundos estaba absolutamente perdida en un estado de minicoma etílico, es decir, profundamente dormida en los brazos de Morfeo, o más bien de Bacco.

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Después de 45 minutos me despertó un sonido a la distancia… ¡Pero quién demonios pone una y otra vez “déjenme si estoy llorando” a las 4 de la mañana, pero qué gente! Volví a acomodarme y la canción comenzó de nuevo a sonar una y otra vez, cada vez más aguda y más fuerte. En mi cabeza se empezaron a formar imágenes de la velada; yo brindando… yo bailando en la mesa con mis amigas… yo hablando con un desconocido (guapo o al menos eso creo), y yo… ¡claro intercambiando aplicaciones, fotos y timbres de celular con la del baño! Así que me di cuenta de que esa horrible música era mi celular que llevaba 20 minutos sonando. ¡El cerrajero!

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Cuando abrí la puerta, me encontré con el cerrajero, un hombre menudito de cabello negro chino, estaba inmóvil y empalidecido como un espectro.

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Yo- Disculpe sssseñor es que, no lo escuchaba porque el vidrio del coche se atoró y entonces no bajaba la ventana y no podía oír nada y al radio se le subió de volumen… eeeeen fin, que bueno que está aquí.

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Cerrajero- (sólo movía la cabeza).

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Yo- Pasé por aquí, mire es esa puerta.

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El cerrajero, Antonio, no decía ni una palabra sólo sacaba herramientas de su maletín negro y trabajaba con la cabeza agachada apurándose. Cuando se abrió la puerta, y en lo que me hacía las copias de las llaves, yo salí disparada al baño y por un refresco para ofrecerle. El cerrajero se relajó un poco y comenzamos a hermanar. Me platicó varias historias simpáticas de los lugares a los que había tenido que ir para abrir puertas, como un burdel, el despacho de un comandante de policía porque su amante se encerró dentro, la puerta del baño de un viejo departamento donde un gatito, que quién sabe cómo, se quedó encerrado, un supermercado “24 horas” que a saber porqué demonios tiene cerradura, etc.

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-Cerrajero- Por cierto, su mamá es un poco… ejem… no sé, un poco seria como enojona o celosa ¿verdad?

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-Yo- (Sorprendida) ¿mi mamá?

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-Cerrajero- Sí, cuando llegué, le marqué al celular y después de un rato me contestó su mamá, diciéndome con voz medio tenebrosa “A esta casa no vas a entrar mijito”… Yo ni siquiera le había dicho que hablaba el cerrajero pero supuse que usted le dijo que yo venía… entonces le expliqué que usted me llamó para abrirle la puerta y volvió a decirme “A esta casa tú nunca vas a entrar”. Entonces colgué y esperé unos minutos.

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Después volví a llamar y me volvió a contestar su mamá diciendo “Antonio, si entras a esta casa te vas a arrepentir y te la verás conmigo”. Yo la verdad, ya me asusté mucho porque por un lado yo no le había dicho mi nombre y por otro lado pensé, pues si la mamá está adentro porque no le abre y ya, además su voz no me sonaba común, era una voz como con eco y ronca, mire hasta se me pone la piel chinita de acordarme…

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-Yo- ¿Si te digo otra cosa prometes no espantarte?

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-Cerrajero- Claro que no, ya la conocí a usted y todo está en bien…

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-Yo- Mi madre murió hace un par de años y yo me acabo de cambiar a esta casa porque la anterior dueña murió de efisema…

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-Cerrajero (pálido de nuevo) a bueno, este… sabe…. quédese con las llaves, yo tengo otro servicio y este... adiós.

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Y salió disparado hacia la entrada dejando en el suelo parte de sus herramientas. Jamás volví a saber de él.

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Yo pensé en salir disparada tras de él, porque definitivamente el cerrajero sí marcó a mi celular pues tenía sus dos llamadas registradas, pero después pensé, tal vez la doña que vivía aquí sola, igual que yo, me está cuidando, quien sabe que intenciones traía el cerrajero… bueno, eso aunado a que la cabeza me daba vueltas como si me acabara de bajar de la canoa krakatoa de Six Flags y tenía tanto frío y sueño que solo quería meterme a la cama hasta pasado mañana. Así que le agradecí a la doña por cuidarme y prometí cuidar de su casa por el tiempo que yo viviera ahí, con tal de que nunca me visitara o me hablara por teléfono.

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Mantra de la semana: Debo revisar el identificador de llamadas antes de contestar, debo revisar el identificador de llamadas antes de contestar…