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martes, 5 de abril de 2011

Fragmento del Libro "Una vieja de 35 años, ¡Pero si apenas estoy empezando!"

Manuel, el Médico.

Un sábado por la tarde Mariano salió de la casa diciéndome que iba a conocer a su nuevo novio Sabroso79 por lo que yo pasaría el día sola en el departamento. Sintiéndome peor que nunca, sola, gorda, fea y triste tomé la revista Marie Claire de Mariano y me puse a hojearla. En ella venía un artículo sobre las depresiones y desamores, según la revista lo mejor para sobre llevar una depresión leve era consentirte con una sesión de belleza, arreglarte lo más posible y salir a la calle de compras vestida como una princesa. Estaba tan desesperada que decidí hacer caso y salir al mundo a probar suerte.

Inicié mi rutina especial de belleza. Primero me puse la playera más vieja y gastada que encontré pues después de tantos aceites, cremas y demás tratamientos era casi imposible que saliera invicta. Era una playera negra llena de hoyos que tenía impresa la frase: “Yo admitiría mis defectos... si tuviera alguno”. Me puse unos shorts de encaje negro con orillas de listón rojas que eran de una antigua pijama sexy que me había regalado algún pretendiente pero que nunca me puse porque me quedaba enorme.

Una vez vestida apropiadamente, comencé la rutina de embellecimiento. Primero me puse mayonesa en el cabello y lo cubrí con una gorra de baño de Plaza Sésamo que había comprado en el supermercado hacía un par de años para este fin. Después me puse en la cara un poco de mascarilla de barro del mar muerto que Mariano tenía guardada en el mueble del lavabo. Me unté crema humectante en los pies y me los envolví con los calcetines más gruesos que tenía, unas calcetas del América que me llegaban hasta la rodilla, que conservaba como recuerdo de un intercambio de regalos. Finalmente me puse vaselina en las manos para tenerlas tersas y suaves. Como no encontré mis guantes de algodón, me coloqué mi único otro par de calcetas gruesas que tenía, que imitaban las garras de un tigre de bengala.

Encendí la televisión para entretenerme mientras llegaba el tiempo de enjuagarme. Tanto preparativo me había dejado muy cansada pero yo no quería quedarme dormida mas de la cuenta, pues las indicaciones de la mascarilla de barro, advertían sobre la dificultad de retirar los trozos de lodo si se dejaba secar más de 20 minutos, así que sintonicé los Videos de animales más divertidos para no dormirme.

-Creo que cerraré sólo un poco los ojos- pensé.

Entre sueños comencé a escuchar voces detrás de la puerta y después oí la llave que giraba. Me incorporé en el sillón y miré el reloj. ¡Habían pasado 3 horas!

Antes de que me diera tiempo de levantarme y correr hacia el baño, Mariano entró al departamento seguido de 30 amigos y algunas amigas todos vestidos de fiesta, venían cargando bolsas del supermercado llenas de víveres.

-Ana, ¿eres tú? -se acercó Mariano hasta dónde estaba sentada-. Espero que no te importe que haya traído a algunos amigos a la casa.

Yo estaba inmóvil, un poco por el shock del momento y otro por la maldita mascarilla de barro que se había secado y me estiraba la cara como si me la estuvieran jalando 200 duendes invisibles.

Todos los demás invitados, se quedaron tan inmóviles como si los hubiera hechizado una medusa. Yo me levanté del sillón y los saludé con la cabeza, suceso que ocasionó que varios trozos de barro cayeran al suelo cual avalancha volcánica.

Saludé a los visitantes con mis garras de tigre de bengala e hice una reverencia con mis shorts de encaje negros cual princesa de un cuento de horror y me retiré de la sala con toda la dignidad que pude recopilar en mi interior.

No medí muy bien la entrada al pasillo por lo que al voltear, me estrellé con la orilla del marco y comenzó a sangrarme la frente.

-No she preocupen, eshtoy bien, sholo esh un rashguño, están en shu casa, con permiso –dije mientras caminaba al cuarto de baño.

Entré al cuarto de baño y me horroricé al ver mi imagen en el espejo. Parecía un soldado del planeta de los simios al que le habían partido la cara de un mazazo.

-Ana, ¿puedo pasar? –preguntó Mariano.

-No, vete de aquí, quiero estar sola –dije entre sollozos.

-Voy a pasar –anunció Mariano mientras abría la puerta del baño.

-Oh por Dios Ana, ¿estás bien? -exclamó al verme ensangrentada.

-¿Tú qué crees? Me siento como si hubiera asistido desnuda a una convención de sacerdotes. Lo único que me consuela es que tus amigos gays seguramente han hecho estas rutinas cientos de veces y ya conocen el aspecto de una persona en proceso de embellecimiento –contesté aliviada.

-Bueno, en parte tienes razón, mis amigos gays efectivamente conocen a la perfección el proceso de embellecimiento, lástima que la mayoría de los presentes sean heterosexuales. Yo quise darte una sorpresa invitando a mis amigos bugas y a los hermanos bugas de mis amigos para ver si te conseguía una cita. Les dije que haría una fiesta buga pues quería presentarles a mi mejor amiga que estaba como una escultura.

-Claro que parezco una escultura, ¡soy un Botero de lodo! ¿Porqué no me preguntaste primero si quería una cita? Ahora si tendré que suicidarme, no hay remedio para lo que acaba de pasar. No podré recuperar mi autoestima ni volviendo a nacer –dije mientras lloraba desconsoladamente.

-¿Puedo pasar? –preguntó uno de los invitados de Mariano-. Soy Manuel, me gustaría revisar la herida de tu amiga Mariano, por el sonido que produjo el golpe, puede ser una contusión de cuidado.

-Aléjate 50 pasos de esa puerta y borra de tu memoria la imagen que viste en la sala ¿quieres? –contesté muy indignada.

-Déjame revisarte, soy médico, he visto muchos pacientes en las condiciones más raras que te puedas imaginar, desde un tipo con la lengua pegada al congelador, un joven con la nariz quemada por besar un boiler y hasta un señor con el pene magullado por meterlo a una aspiradora defectuosa, creo que podré soportar verte unos minutos.

Manuel entró al cuarto de baño y se hincó para mirar mi herida. Se dirigió al lavabo, abrió las llaves de agua y cuando la temperatura estuvo adecuada, me tomó del brazo y me acercó al lavabo.

Manuel era un médico internista de 34 años, alto y de cuerpo delgado y atlético. Tenía el cabello negro, lacio y brillante como anuncio de shampoo y unos ojos pequeños pero resplandecientes. Vestía unos jeans Levis y una camisa de algodón con cuello y manga larga marca Timberland. Calzaba unas botas de media montaña color marrón.

-Primero vamos a lavarte la cara, inclínate por favor –solicitó Manuel mientras me frotaba delicadamente la cara con una toalla mojada. Después acercó la pequeña silla que teníamos en el rincón y la puso delante del lavabo-. Por favor siéntate de espaldas al lavabo –me exhortó Manuel.

Yo me senté en la silla e incliné la cabeza como si estuviera en un salón de belleza. Manuel me retiró los calcetines de garra de tigre de las manos y me dio una toalla limpia para que me quitara los restos de vaselina.

Tomó un shampoo de la regadera, me quitó la gorra de baño y comenzó a lavarme el cabello delicadamente. Yo me sentía fatal, no paraba de llorar y el tacto suave de Manuel no me daba tregua. Hacía mucho tiempo que ningún hombre me trataba con esta delicadeza y me procuraba algún tipo de alivio, lo cual me hizo llorar aún más fuerte.

-Tranquila, parece que sólo fue un rasguño. Sólo un poco más de agua y listo –dijo Manuel mientras me pasaba una toalla para que me secara la cabeza y la cara.

-Muchas gracias –exclamé entre sollozos.

-A ver, déjame verte, ahora si te pareces a la persona que Mariano me describió. Mucho gusto Ana, soy Manuel amigo de Mariano de la carrera.

-Mucho gusto Manuel, me apena que me hayas conocido en estas circunstancias. Normalmente visto ropa más elegante que ésta y soy un poco más alegre que como me has conocido –señalé mientras me jalaba la camiseta para abajo a todo su límite.

-No te preocupes –respondió Manuel con una sonrisa en la boca que era el preámbulo de una gran carcajada que había contenido desde el episodio de la sala.

Mariano me abrazó y comenzó a reírse, yo también comencé a reírme tanto que me saltaron las lágrimas hasta las rodillas. Me excusé con Manuel y Mariano pidiéndoles que salieran del baño pues me iba a bañar y a cambiarme de ropa.

Mariano y Manuel salieron del baño y se unieron a los demás invitados que estaban descosidos de la risa mientras montaban una barra de bar y botanas en la cocina del departamento...

martes, 29 de marzo de 2011

Cuento La nueva Babel

Disculpen por no ponerme al día pero estoy ocupada vendiendo mi libro (por cierto cómprenlo ¿si? Se vende en la Colonia Roma o Escandón-Condesa, pregúntenme :) y haciendo los últimos arreglos del mini café-panadería que estoy a punto de abrir. Prometo que escribiré más anécdotas a partir de la semana que viene, por lo menos cada quince días mientras arranca el café y después cada semana como siempre. Saludos y coman frutas y verduras... . Este un cuento padrísimo de Francisco Jiménez G. aquí se los comparto. .

La nueva Babel

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Después de recibir la constancia de haber terminado el curso de idioma inglés, me cambiaron el sitio de adscripción. Este cambio fue la felicidad de mi esposa. Está muy contenta de saber que no sigo en la calle y que trabajo en la vigilancia y seguridad del edificio más alto de la ciudad.

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Es una torre de 80 pisos donde hay más de 120 compañías de todo el mundo, todavía están en construcción varios pisos superiores y cuenta con cámaras de seguridad y monitores de televisión por todos lados, nomás al tocar la pantalla del directorio se puede localizar el piso y el lugar donde trabajan los altos ejecutivos que hablan varios idiomas. Me he dado cuenta que ni entre ellos se entienden.

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Los primeros cinco pisos están ocupados por las oficinas de la dependencia de gobierno a la que estoy sirviendo. Es interesante trabajar aquí, a veces aburrido, es cansado estar parado ocho horas diarias, pero aún así, creo que de algo sirvió aprender ingles.

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Mí horario de trabajo empieza muy temprano:

-6:00 a.m- Todos los días a ésta hora, don Gabriel, el velador, me permite la entrada al edificio. Lo saludo y corro a los vestidores, no antes de hacerle mi acostumbrada broma – Don Gabi ¿Con quién durmió anoche? -Gabriel tiene la mayor cantidad y variedad de revistas porno coleccionadas en 25 años de velada. Levanta la vista y riéndose me hace su seña preferida encogiendo la mano derecha como si fuera un caracol.

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Para entrar a los vestidores debo pasar a revisión por los detectores de seguridad.

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Llego a mi locker marcado con el número 777- lo escogí por la película del “Gendarme desconocido” de “Cantinflas”- Guardo mi lunch, saco el uniforme de pantalón, camisola y gorra negros, me lo pongo; mis botas, también negras, están bien boleadas con sus agujetas blancas muy limpias. Uso el pesado chaleco blindado con letras blancas que dicen “SEGURIDAD” y los enormes lentes obscuros. Del armero tomo una metralleta, examino su funcionamiento, la cuelgo sobre mí hombro derecho y salgo muy despacio caminando como torero partiendo plaza.

-6:30 A.M.- ¡Ahora soy la ley! o al menos así me siento.

En la entrada me reportó con el sargento de guardia. Este día me asignó al puesto de vigilancia de los elevadores de la planta baja. Ese lugar me gusta. Ahí, pegado a la pared soy como invisible, soy parte del decorado y nadie me pela, en cambio me divierto observando a las personas que entran y salen por las puertas de los seis elevadores públicos y del privado.

-7:00 a.m- Empieza la llegada del personal: Primero las oficinistas de mediana edad, siempre muy arregladas, perfumadas y con rostro triste, creo que tienen miedo de que las despidan. Algunas me contaron que todas son bilingües. La mayoría me saluda antes de desaparecer tras las puertas corredizas.

-7:50 a.m- Numerosos enjambres de hombres y mujeres con mucha prisa se paran frente a las puertas de los seis elevadores e impacientes se mueven como si tuvieran ganas de ir al baño. Las chavas no dejan de hablar y los chavos les miran las nalgas y los senos cambiando entre ellos señas de aprobación o de rechazo hasta que son tragados por los elevadores.

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-Me lleva…ahí viene el “gringo”- El “gringo” es un office boy del segundo piso- No sé por qué le dicen el gringo, está más negro que la conciencia de mi cuate el greñas ¿Será que los gringos también son negros?

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-¡Ora guey! – Me dice. No vas a ordenar algo- Eres bien marro-- Se muere de risa y se va ¡Entre dientes le miento la madre! El gringo sale y entra toda la mañana por los elevadores con enormes cargamentos de vasos de atole y bolsitas de plástico llenas de tortas de tamal.

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-8.10 a.m- Llegan corriendo los retrasados siempre quejándose de los bloqueos de tránsito que permite el jefe de gobierno, llamándolo populachero y sacón.

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-9:30 a.m- Se abren las puertas al público - ¿Y estos nacos…vestidos con jeans azules, camisetas amarillas sin mangas, gorras del solecito, bolsas de mercado y llenos de tatuajes? -Les marcó el alto. Buscan el décimo piso. Los mandó por las escaleras. ¡Qué se creen que pueden viajar en primera!

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-10:00 a.m- Aparecen los guaruras acompañando al “señor”. Llaman al elevador privado mientras voltean a todos lados y entran después de él con otros asistentes. La “güera que entra primero, es asistente del “particulary las “secres” le dicen laCaro Herrera” por la ropa que usa y chismean que la viste y la desviste como bono de servicio.

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No entiendo por qué esta vez llegaron por la puerta principal, siempre lo hacen desde el estacionamiento subterráneo y además… ¡nadie me avisó!

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-12:00 p.m- Hora de mí descanso. Camino despacio hacia los vestidores sin perder la compostura, siempre con la frente en alto y mirando al infinito.

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¡Puff! Dejo mi arma, me quito los lentes y el chaleco, y corro gimiendo al baño. Orino como burro en brama y siempre se me salen un par de pedos. ¿Por qué tienen que salirse cuando uno orina de prisa? ¿A las mujeres también les pasara.

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Después de lavarme las manos y ponerme gel por aquello de la influenza, voy al 777 a sacar mí almuerzo. Encuentro que en el “toper” mi esposa me puso papaya, manzanas y zanahorias. No hay pan. ¡Ni modo! El termo está lleno de green tea, según ella para la dieta y para que se me quite lo panzón.

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-1:00 p.m- Regresó hambriento a mí puesto y así entrando y saliendo gente de los elevadores pasa el resto de la mañana y parte de la tarde. Constantemente bostezo discretamente y medio cierro los ojos sacudiendo las piernas.

-3.00 p.m- Empieza el campanilleo constante de cinco elevadores que andan en una loca carrera de sube y baja. El sexto quedó fuera de servicio. En cada viaje a la planta baja se abren las puertas y vomitan a los enjambres de gente que se tragaron en la mañana.

Hay una jovencita que siempre me saluda y se queda parada a mi lado en espera de que baje un cuate que apenas la mira. Cambian alguna seña y ambos se dirigen por su lado a la salida. ¡Hasta mañana!- me dice-agitando su mano.

-3:45 p.m.- El edificio quedó vacío a una velocidad inimaginable. Voy a la entrada para ayudar a Gabriel con el cierre de los accesos mientras escuchamos las noticias de la tele. “Hoy hubo otro atentado terrorista en…” Oímos abrir las puertas del elevador privado y alcanzo a ver a los guaruras y al “señor” caminando hacia la entrada.

El estruendo de la explosión fue espantoso. Los guaruras y el “señor” vuelan por los aires mientras los vidrios y los muebles se deshacen. Siento un fuerte golpe en el pecho que me proyecta y azota contra la pared, apenas puedo respirar, no oigo nada y no veo bien. Todo se lleno de humo y escombros, huele muy feo la pólvora quemada. Trato de quitarme el chaleco pero mi brazo derecho no me hace caso; siento mucho calor y dolor en la cara, las manos y las piernas. Por fin logro ponerme de rodillas y lentamente me acerco a Gabriel, lo muevo, veo que aun respira y arrastrándome empujo su cuerpo hasta que salimos a la calle.

Sentado en la banqueta con su cabeza entre mis piernas, voy perdiendo el conocimiento lentamente mientras pienso que después de todo no fue tan buena idea el aprender inglés.

martes, 8 de marzo de 2011

Arriba las mujeres

Este escrito me llegó hoy por correo y me pareció muy apropiado. Acá lo comparto! Hombres no regalen flores, regalen un libro, como el mío jajajaja. Saludos y felíz día de la Mujer.
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Son las 6,00 a.m. el despertador no para de sonar y no tengo fuerzas ni para tirarlo contra la pared, estoy acabada, quiero quedarme en casa, cocinando, escuchando música, cantando, etc. si tuviera un perro, lo pasearía por los alrededores. todo, menos salir de casa, meter primera y tener que poner el cerebro a funcionar.
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Me gustaría saber quién fue la bruja imbécil, la matriz de las feministas, que tuvo la grandiosa idea de reivindicar los derechos de la mujer, y por qué hizo eso con nosotras, que nacimos después de ella.
. Estaba todo tan bien en el tiempo de nuestras abuelas: ellas se pasaban todo el día bordando, intercambiando recetas con sus amigas, decorando la casa, podando árboles, plantando flores, recogiendo legumbres de las huertas y educando a sus hijos. la vida era un gran curso de artesanos, medicina alternativa y cocina. .
Y despues se puso mejor, teniamos servidumbre, llego el telefono,las telenovelas, la pildora, la tarjeta de crédito, ahora el internet!!
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Cuántas horas de paz!!!
. Hasta que vino una pendejita, a la que por lo visto no le gustaba el corpiño, ni dedicarse al hogar, vino a contaminar a varias otras rebeldes inconsecuentes con ideas raras sobre 'vamos a conquistar nuestro espacio'. ¡qué espacio ni qué la fregadaaa!!! .
Si ya teníamos la casa entera!!! todo el barrio era nuestro, el mundo a nuestros pies!!! teníamos el dominio completo sobre los hombres; ellos dependían de nosotras para comer, vestirse...y ahora... ¿donde carajos están, dondeeee?
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Acabamos muertas ni hacer el amor queremos,nos duele la cabeza, argumentamos mil tarugadas por cansancio...
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Nuestro espacio... ahora ellos están confundidos, no saben qué papel desempeñan en la sociedad, huyen de nosotras, como el diablo de la cruz, les damos miedo, tanta pinche independencia acabo por hacerlos huir, pues claroooo!!! .
Ese chistecito, acabó llenándonos de deberes. y lo peor de todo, acabó lanzándonos dentro del calabozo de la soltería crónica aguda!!! .
Antiguamente los casamientos duraban para siempre. y ahora si te divorcias hasta hay que mantenerlos a los @#%&&&"#!!!
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¿Por qué, díganme por qué, la liberación femenina????...que sólo necesitaba ser frágil y dejarse guiar por la vida, comenzó a competir con los machos...
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Miren el tamaño del bíceps de ellos y miren el tamaño del nuestro. estaba muy claro, cada quien en su sitio desde adan y eva....liberación femenina...esto no iba a terminar biennn, claro que noo!!!
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No aguanto más ser obligada al ritual diario de estar flaca como una escoba, pero con bubis y trasero durito y bien parado, para lo cual tengo que matarme en el gimnasio, además de morirme de hambre, ponerme hidratantes, antiarrugas, padecer complejo de radiador viejo tomando agua a todas horas, y demás armas para no caer vencida por la vejez, maquillarme impecablemente cada mañana desde la frente al escote, tener el pelo impecable y no atrasarme con las mechas, que las canas son peor que la lepra; elegir bien la ropa, los zapatos y los accesorios, no sea que no esté presentable para esa reunión de trabajo, tener que resolver la mitad de las cosas por el celular, instalarme todo el día frente al pc trabajando como una esclava (moderna, claro está), con un teléfono en el oído y resolviendo problemas uno detrás de otro, que además ni son mis pinches problemass!!!
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Todo para salir con los ojos rojos (por el monitor, claro, porque para llorar de amor, ni tiempo hay). y mira que teníamos todo resuelto!!! .
Estamos pagando el precio por estar siempre en forma, sin estrías, depiladas, sonrientes, perfumadas, uñas perfectas, sin hablar del currículum impecable, lleno de diplomas, doctorados y especialidades.
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Nos volvimos 'súper mujeres' . pero seguimos ganando menos que ellos y de todos modos nos dan órdenes estos cabroness!!
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¿¿¡¡¡QUÉ PASAAAAAA!!!?? ¡¡¡YA BASTAA!!!
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Quiero que alguien me abra la puerta para que pueda pasar, que corra la silla cuando me voy a sentar, que me mande flores, que me dé serenatas en la ventana. si nosotras ya sabíamos que teníamos un cerebro y que lo podíamos usar. ¿¿para quééééé había que demostrárselo a ellos, a ver para queeeeeeee??
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Ay, Dios mío, son las 6:30 am y tengo que levantarme... ¡que fría está esta solitaria y grandísima cama!...carajos!!!!...quiero que un maridito llegue del trabajo, que se siente en el sofá,que disfrutemos de una cena juntos, que me haga el amor muy rico, que me haga sentir mujerrr... porque descubrí que es mucho mejor servirle una cena casera que atragantarme con un sandwich y una coca-cola light mientras termino el trabajo que me traje a casa, para variar.
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No, mis queridas colegas, inteligentes, realizadas, liberadas...y ........abandonadas!!!! Estoy hablando muy seriamente..........renuncio a mi puesto de mujer moderna.
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¿ALGUIEN MÁS SE SUMAA...???????

martes, 1 de marzo de 2011

Se busca prostituto cumplidor...

Extracto editado del libro "Una vieja de 35 años".

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...Al día siguiente por la mañana, todos los empleados nos disponíamos a entregar nuestros reportes mensuales de gastos. Cada vez que un empleado salía del cubículo de Magda, la administradora, que era la viva imagen de la señora que sale en Monsters Inc, se le escuchaba decir la frase por la que la llamábamos La Reina de Corazones: “Que le corten la cabeza”, bueno en realidad lo que Magda decía era “Que le corten el cheque quincenal” pero a nosotros, una reducción en la quincena nos parecía tan grave como dejar de respirar por 15 minutos.

-¡Maldita bruja! Pinche Magda volvió a regresarme los comprobantes y juro que ahora si me esmeré, lo que pasa es que me tiene mala fe, dijo Lula mientras regresaba del cubículo de Magda y se sentaba en su lugar cabizbaja.

-A ver, déjame ver... en efecto estas notas parecen reales, cada vez eres mejor en el arte de la falsificación Lula, creo que Magda se ha comprado algún nuevo detector de mentiras o talvez instaló un polígrafo en el asiento de invitados -le dije a Lula mientras revisaba sus comprobantes.

-Son notas reales, excepto la del manicure, Magda ya no me cree nada. Le dije que quería cerrar el trato de un evento de caridad para sordomudos, alegando que debía tener las manos impecables para aprender el lenguaje de señas y poder presentar el plan a seguir –comentó mientras nos enseñaba su manicure francés que parecía haberle costado una fortuna.

-Si serás animal Lula, hay 100 mil excusas mejores que esa para que te paguen un manicure, pudiste haber dicho que tu mano saldría retratada en un folleto informativo de algún evento o que ibas a firmar un contrato con el presidente de algún banco, ¿por qué siempre inventas cuentos tan rebuscados que ni Carla Estrada se creería? Si me pagas la comida de hoy, te doy un curso rápido sobre cómo engañar a Magda –ofreció Lucía.

-Trato hecho, pero ahora ¿qué hago con las notas que no aceptó? Juro que son verdaderas, maldita bruja, le hace falta una buena cogida -gruñó Lula escondiendo la cabeza entre sus manos.

-¡Eso es! -Le dije a Lula-. Talvez si hacemos una colecta y le pagamos a un prostituto para que se la coja le cambie el humor, ¿no creen?

En la oficina, la voz se corría como hilo de media barata, a los pocos días ya tenía en un sobre 4 mil pesos para la operación “Magda” que habían donado desde el policía de la entrada hasta la esposa de Javier, el dueño de la compañía, pues Magda controlaba incluso los gastos personales de su familia.

-Ya compré el Tiempo Libre, creo que tengo a la pareja de Magda, escuchen: “Soy Javi heros, madurito, sumiso, con culito respingado. Besucón y cariñoso, digo sí a todo, llámame” -les leí al tiempo que se deshacían de risa.

-Yo compré el periódico, escuchen a éste: “Luis cara de Ángel, metelón, mimoso y siempre ando ganoso. Siéntete poderosa y ordéname tus fantasías. Completísimo, llámame...” -leyó Lucía.

-Yo tengo dos anuncios que me ha entregado Heriberto de almacén -exclamó Brenda: “Maestro Zo”, seré tu profesor de educación sexual, piel canela, 25 años, súper resistente y aguantador, amplio criterio”, y hay otro “Practiquemos el pecado original juntos, sin tabúes, Sergio, juguetón y complaciente, fogoso 20 cms”.

-Que les parece este dijo Lula, “Sexólogo complaciente, ven a tu revisión anual, complazco a señoras y señores, nalgoncito y traviesón. 22 centímetros, donativo a tu alcance...

-Ese lo quiero para mí, dame su teléfono en este momento -gritó Lucía mientras le arrebataba el papel a Lula y lloraba de la risa.

-Éste es, lo tengo: “Carlos, El caballero vengador, discreto, amplio criterio, busca dama de edad que quiera terminar con celibato o desquitarse del marido infiel, castígale conmigo”. Voy a llamarlo, avísenme por si viene Magda.

Llamé al Caballero Vengador Carlos y le expliqué la situación. Le pedí que fingiera ser un cliente que venía a pedir informes. Yo le señalaría a quien debía seducir y recibiría su paga cuando hubiera logrado llevarse a Magda de la oficina.

Al día siguiente montamos todo para evitar que Magda se distrajera, saliera de la oficina o fuera a una junta con Javier. Todos cooperamos, el policía de la entrada daría la seña a Heriberto del almacén, cuando viera acercarse a un hombre con un clavel rojo en la solapa.

Silvia la recepcionista, debía avisarle a la esposa de Javier para que le llamara con algún cuento de la escuela de los niños y así distraerlo. Margarita, la secretaría debía programarnos una junta a las encargadas de eventos para que Magda estuviera sola en el piso y fuera la única persona disponible para brindarle informes al Caballero Vengador Carlos.

-Ya llegó el paquete -dijo Heriberto por teléfono-. Está subiendo por la escalera de servicio, le dije que te buscara para recibir indicaciones.

-Gracias, ya lo veo -respondí colgando el teléfono discretamente.

Todo el mecanismo comenzó a funcionar tan perfectamente como un reloj cucú suizo recién salido de la fábrica.

-Es ella, la de blusa de flores y falda hasta los tobillos –le dije al Caballero Vengador Carlos mientras señalaba a Magda que se había vestido particularmente holgada como si presintiera algún peligro amenazador.

-Oye, yo no cojo con animales, creí que eras tú a la que debía complacer y eso querida mía, lo haría gratis –afirmó con aires de Don Juan.

-Bueno pues si la salvación del planeta y de todos los seres vivos dependiera de que yo me acostara contigo, la humanidad estaría jodida -contesté cortante.

-Te cobraré mil pesos más -expuso el Caballero Vengador Carlos sacando una pequeña calculadora de su bolsillo.

-Está bien, ahora regresa por donde viniste, sube por la escalera principal preguntas por mí, como estaré en una junta, le pides un folleto de informes a Magda y desquitas el dinero que te estamos pagando ¿vale?

-Claro nena, confía en mis encantos. Que para mañana esa vaca gorda dejará de ser señorita, eso te lo dice Carlos.

Supimos que el Caballero Vengador Carlos cumplió con su misión ya que al día siguiente Magda entró a la oficina radiante y vestida como colegiala enamorada con la ropa tan entallada que me recordaba a Vivendum el hombre Michelin. Anunció a los cuatro vientos que estaba enamorada y que empezaría una dieta en ese momento.

Pasados 15 días sin que Magda recibiera noticias de su “novio” el Caballero Vengador Carlos, volcó toda su furia sobre los empleados. Trataba de desquitar su corazón roto con cualquiera que le dirigiera la palabra.

Magda le descontaba el día completo a cualquiera que llegara 2 minutos tarde a trabajar, restringía los minutos que pasábamos en el baño, contaba cada segundo que hablábamos por teléfono y cronometraba la hora de la salida de la oficina, para que no nos fuéramos a retirar ni un segundo antes de las 6 de la tarde.

La oficina se volvió un verdadero infierno. Al cabo de unas semanas, tuvimos que volver a hacer una colecta para contratar de nuevo los servicios del Caballero Vengador Carlos, para que se presentara en la oficina con un inmenso ramo de flores (cortesía de nuestras quincenas) para pedirle disculpas a Magda por no haberla llamado.

Aleccionamos al caballero Carlos para que le contara a Magda que le habían descubierto un fraude fiscal (tema que Magda conocía y reprobaba fervientemente) y que lo meterían preso al día siguiente.

Ella comprendió la situación, aceptó pasar la última noche libre del Caballero Vengador Carlos procurándole favores sexuales y después le pidió se olvidara de ella pues no podía amar a un defraudador fiscal por muy bien dotado y cumplidor que fuera, pues iba contra sus principios morales.

Pasaron una noche de lujuria y pasión desenfrenada (según palabras del Caballero Vengador Carlos.) Al día siguiente todo volvió a la normalidad en la oficina, Magda gritando “que le corten la cabeza” a cualquiera que entregara tarde sus reportes y nosotros a aprovisionándonos de papas fritas y paquetines de galletas para sobornarla cuando necesitáramos su colaboración.

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Mantra de la semana: No debo menospreciar el poder del papel celofán, no debo menospreciar el poder del papel celofán... (¿a poco no empiezas a salivar cuando en la oficina escuchas una bolsa de papel celofán que se abre? y muchas veces es sólo un cartucho de tinta o una invitación del de junto jejeje)

martes, 15 de febrero de 2011

¿Dónde quedó la mota?

Hola antes que nada, una disculpa por que la semana pasada no pude contarles nada, pero estoy enredada en la distribución "hormiga" de mi nuevo ( OK y único) libro porque no se vende en México (sólo porque no me apellido García Márquez o Loaeza :P), sólo se vende en Argentina, vía amazon.com o directamente conmigo. Si se animan a comprar uno, me ayudarían mucho para seguir escribiendo y contarles más cosas de mis amigos, mis familiares y mías. Anímense sólo cuesta $200 pesitos, -ya se acabaron los de $150 :(-. ¡Llévelo, llévelo! Se van a divertir.
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¿Dónde quedó la mota?
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Hace mucho mucho tiempo, antes de la época de las torres gemelas, y de que en los aeropuertos nos tuviéramos que quitar los zapatos porque los gringos creen que podemos meter una bomba atómica entre los dedos, de evitar ponernos talco en los pies porque los gringos le temen al antrax, de tener que quitarnos el cinturón, porque los gringos temen que secuestremos un avión completo con él, de que nos dieran la ya bastante mala comida del aire, con vajilla marca Bosco, porque los gringos creen que podemos destruir Manhattan con una cuchara, y de tener que bajar de peso por los rayos X, mis amigos, el Doctor y su esposa M, una pareja mayor, viajaban mucho y pasaban los veranos enteros en Europa.
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M siempre viajaba para todos lados con su pequeño perro marca Snoopy llamado Mota (disculpen pero no se de razas ni básicamente de nada que tenga que ver con perros o gatos por mis alergias). Yo de hecho estoy segura de que Paris Hilton vio a M cargando a su Mota dentro de una LV y le pareció "cute" así que la copió.
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Aunque el Doctor y M son bastante hippies, el perro se llamaba así, mal pensados, porque tenía una mancha en la espalda. Cierto es que el nombre nos daba horas y horas de sana diversión en las reuniones, "ya me voy porque tengo que cambiarle el agua a la Mota"... "La Mota ya creció y está bien grande"... "A la mota no le gusta mucho la sombra, la tengo que sacar al sol unas horas al día"... "La mota es tán delicada"...
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El caso es que cada vez que viajaban, M le encargaba al personal de aduanas que cuidaran a la Mota como a las hijas de Obama, "Por favor, no la pongan junto a las maletas de piel de cocodrilo porque se asusta"... "Tampoco junto a las baratas Samsonite de plástico porque le salen ronchas"... "Y ni se les ocurra mandarla junto al equipaje de la clase turista, pónganla en la de primera, donde debe de estar"... en fin.
Regresando de uno de sus viajes, el Doctor y M estaban esperando su equipaje, pero la Mota no salía y no salía. El personal de la aduana le dijo a M que por unas nuevas reglas en cuestión de animales, artículo tercero, sección dos, párrafo 18, inciso B, el perro se tenía que quedar en mini cuartentena un día, que podían recogerlo al día siguiente por la tarde. M aceptó a regañadientes y se fue cargando sus 15 maletas y dos baúles, a su mansión de San Ángel.
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Al día siguiente, M fue a recoger a su Mota al aeropuerto. Después de hacerla esperar un par de horas y de escuchar las maldiciones y amenazas de M, el personal de aduanas por fin le entregó la jaula. Al abrirla, el perro saltó a los brazos del aduanero lamiéndole la cara y moviendole la cola como loco.
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-M- ¡Esa no es mi Mota!
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-Aduanero- Lo que pasa es que luego reaccionan diferente durante los viajes largos, la de mi hermana de hecho...
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-M- (a grito pelado) -Lo que sea, pero le aseguro que ésta no es mi Mota ¿Donde está mi Mota? Quiero a mi Mota ahora.
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Los viajeros que casualmente pasaban por ahí, voltearon a ver la escena extrañados ante la peculiar petición de la señora del traje rosa Chanel.
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-Aduanero 2- Señora, le aseguro que ésta es su Mota, además todos los perros son iguales, qué más da.
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-M- Para empezar ningún perro es igual a otro, usted es el que es un igualado, exigo hablar con un supervisor.
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-Aduanero- ¿Y cómo diablos sabe que no es su perro si apenas lo volteó a ver un segundo?
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-M- Porque mi perro, mi querida Mota, murió en París y la traía para enterrarla en el jardín, por eso estoy segura de que este perro definitivamente !no es mi Mota!
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Bueno, yo digo que hay que darle crédito a los aduaneros, seguramente se pasaron el día completito recorriendo tiendas de animales y perreras buscando un perro que tuviera una pinche mancha igualita en la espalda jejeje.
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En fin, la historia terminó en que M se quedó con el perro que aún vive y se llama Coca.
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Mantra de la semana: Debo decir en la aduana que traigo un secador de cabello, no "una pistola de pelo", o tendré que acompañarlos de nuevo al "cuartito".

martes, 1 de febrero de 2011

Extracto del libro: ¿Una vieja de 35 años? ¡Pero si apenas estoy empezando!

OPERA EN PIJAMA

"Un sábado en que Mariano y yo estábamos deprimidos de nuevo (en realidad yo no había dejado de estarlo) y sin ganas de hacer nada, decidimos quedarnos en pijama todo el día y mirar los DVDs pirata de los Simpson que Mariano había comprado en el puesto de la esquina.

Estábamos en nuestras peores garras y decidimos no bañarnos pues no pensábamos salir a la calle. Como a las 5 de la tarde sonó el timbre.

-Traigo la palabra del señor –dijo la voz por el interfono.

-Pues échela por debajo de la puerta y váyase –respondí.

Volvió a sonar el timbre, esta vez estaba decidida a ahuyentar a los anunciadores celestiales contándoles lo que su Dios me había hecho, así que me puse una sudadera y salí a abrir.

-¡Amiguis! Veo que estás vestida de noche –dijo Beto un amigo de Mariano.

-No me molestes que estoy deprimida, los invitaría a pasar pero...

Beto y sus 3 amigos entraron al departamento cargando unas bolsas de súper que contenían víveres. Se dirigieron directo a la cocina y comenzaron a desempacar.

-¿Qué pasa? –gritó Mariano desde su recámara.

-Es Beto y sus amigos que han venido a estrenar la cocina –respondí.

Mariano salió del dormitorio y saludó a Beto y a sus amigos con tantas ganas que parecía que nos hubiera caído Hacienda a cobrar impuestos.

-Hola Mariana, vimos la televisión encendida y decidimos pasar a saludarlos, no sabíamos a dónde ir pues aún no abren los antros y Ana y tú siempre tienen alcohol y botanas en casa. Hemos pasado al súper para comprar algunas cosas de comer, ven que te voy a presentar a mi nueva adquisición, se llama Benny y estudia para Chef.

-Hola Benny –dijimos Mariano y yo desganados.

-Ustedes sigan en lo suyo, nosotros cocinaremos y les avisamos cuando esté todo listo –respondió Beto.

-Bueno –dijimos Mariano y yo al unísono mientras nos volvíamos a su recámara para ver otro capítulo de Los Simpson.

El timbre volvió a sonar y Beto se ofreció para abrir la puerta. Entraron más amigos de Mariano que nos visitaban ocasionalmente.

Miguel, Ramón y Raúl venían acompañados por una pareja de aproximadamente 50 años de edad. Yo salí de la recámara para recibirlos.

-Bitch alert, bitch alert, bitch alert -dijo Miguel mientras me saludaba.

-Mira querido si me sigues molestando voy a llamar a la fashion police para que te arreste, ¿que no tienes un espejo en tu casa? Pareces un pachuco de la Buenos Aires –respondí molesta.

-Tú eres la menos indicada para llamar a la fashion police linda, mira cómo estas, pantalones de pijama de franela color durazno, sudadera de We are the World que la ciencia aún no sabe como sigue entera, calcetines color mostaza y pantuflas de patitas de elefante –respondió Miguel mientras me daba una vuelta para apreciar mi atuendo.

-Yo estoy fachosa por que no pretendía salir de la casa y desde luego tampoco invitar a nadie, ¿cuál es tu excusa? Pantalones a cuadros color marrón, camisa color mango y zapatos que seguro te robaste del boliche de Coyoacán – pregunté sarcásticamente.

-LA ADORO, ¿no es maravillosa? –preguntó Miguel a sus amigos-. Ven te voy a presentar a Joaquín y a Lorena, ellos son cantantes de ópera, te van a fascinar.

-Hola mucho gusto –les dije mientras les daba la mano-. Pasen siéntense donde puedan.

Beto salió de la cocina, saludó a todos, les presentó a su nuevo novio “El Chef” y los invitó a la sala a ponerse cómodos como si fuera su departamento.

Volvió a sonar el timbre y entraron la vecina Julia y su marido Juan, que desde que yo llegué se convirtieron en asiduos visitantes del departamento por considerarme patéticamente simpática.

-Vecina, oímos movimiento y jolgorio en tu departamento. Espero que no te importe que hayamos caído sin avisar, sólo queríamos saludar y ver cómo se encontraban –dijo Julia mientras me abrazaba y me enseñaba una charola con un pastel recién horneado.

-Hola, pasen póngase cómodos están en su casa. Atención a todos, les presento a Julia la vecina del 102 y a Juan su marido.

-Hola Julia, hola Juan –respondieron todos como en una reunión de Alcohólicos Anónimos.

Julia llevó el pastel a la cocina, saludó a Beto y a Benny “el chef” y se instaló en el suelo de la sala junto a Juan y a la pareja amiga de Miguel. Ramón se levantó y conecto su Ipod al pequeño radio que Mariano tenía en la esquina y comenzaron a sonar melodías de Cher, Pau, Thalía, Belinda, Juan Gabriel y Selena.

-La comida está lista pasen a la mesa por favor –anunció Beto mientras chocaba una cuchara contra un vaso de cristal.

Todos nos sentamos a la mesa mientras Beto y Benny “el chef” comenzaron a llevar los alimentos al comedor y a servirnos vino como someliers, sólo que la vajilla y la cristalería de Mariano eran... eclécticas. La mesa estaba puesta con platos desiguales en color y tamaño, los cubiertos eran marca Mexicana de Aviación, y los vasos tenían motivos variados. Yo bebí vino de un vaso de Superman, mientras Miguel y Beto bebían en vasos de Spiderman II, Benny y la pareja cantante de ópera bebían en vasos que anteriormente habían sido veladoras de la Virgen de Guadalupe, Julia y Juan bebían de vasos de Coca-cola del mundial México 86 y los demás bebían de vasitos de Yogurt Light y de Mole Doña María.

-El menú de hoy es espagueti a la mediterránea, corazones de filete a la mostaza con guarnición de puré de lenteja, ensalada cuatro quesos y un delicioso pastel que trajo Julia, les serviré pequeñas porciones para que nos alcance a todos, espero que no les importe –dijo Beto mientras comenzaba a servir la comida.

Todos aplaudimos y comenzamos a disfrutar de tan deliciosos platillos. En cuanto terminamos el postre, Joaquín y Lorena se levantaron de la mesa anunciando que iban a deleitarnos cantando el Dueto de las flores, el Ave María y algunas otras piezas.

Acto seguido todos tomamos nuestros vasos de vino y nos fuimos a sentar a la sala. Mariano y yo nos acomodamos en un rincón y miramos extasiados la escena, ninguno de los dos podíamos pronunciar palabra por lo bizarro de los acontecimientos.

-¿Cómo diablos pasó esto? –pregunté susurrando.

-No tengo la menor idea, hace unos momentos estábamos en pijama viendo los Simpson y ahora estamos comiendo un manjar victoriano y escuchando ópera en la sala de la casa, ¿no es maravilloso? –preguntó Mariano.

-Sí, es como si el universo hubiera abierto un espacio cuántico para nosotros. Tal vez sea una señal del universo para que hagamos algo, pero no sé qué.

-Es posible, aunque estoy un poco celoso, antes de que tú llegaras no pasaban estas cosas, creo que mis amigos me visitan tanto últimamente por ti.

-Yo creo que el hecho de que vivamos en el primer piso de un departamento que da a la calle de Nuevo León, tiene mucho que ver. Todo el mundo pasa por aquí por lo menos 2 veces al día y como ni tú ni yo trabajamos, la gente cree que somos unas ostras y que nos pueden encontrar aquí cuando sea.

-Yo he vivido aquí desde hace muchos años y nunca había sido tan visitado, me encanta que estés aquí, no me lo tomes a mal. Me parece maravilloso que en lugar de comer sopa Ramen podamos disfrutar de una velada tan exquisita como ésta ¿no crees?

-Sí, es cierto. Después de todo creo que el hecho de ser una vaga como Queta si funciona, parece que todo nos cae del cielo, ¡Por la vida! –exclamé alzando mi copa.

-¡Por la vida! –dijo Mariano.

Miguel se acercó a mí y me observó detenidamente como buscando rastros extraterrestres o algún cuerpo extraño en mi cara.

-Querida, en verdad te ves fatal, se que estás deprimida y eso pero ¿qué culpa tenemos el resto de los mortales? Arruinas nuestra vista, deberías salir, conocer gente, por lo menos salirte a orear, ¡te van a seguir hongos y musgo en el fufurufo!

-Gracias Miguel pero estoy demasiado gorda para gustarle a nadie, además no tengo muchas ganas de enrollarme con un hombre, soy como la versión jodida del Rey Midas, todo lo que toco, lo hago caca y no estoy lista para una relación fallida –respondí mientras me acomodaba el pantalón de franela de la pijama.

-Querida, supéralo, en realidad no estas nada mal, pero cuando no te arreglas, eres tan fea como Carmen Salinas pero en región 9 –dijo sarcásticamente.

-Mira Gemelo de Chabelo no te permito que alimentes mi baja autoestima, que para eso me tengo a mí –respondí sonriendo.

-Para tu información Chabelo se murió hace como 10 años pero nadie se lo ha dicho y tú estas horrible con esa pijama a las 8 de la noche.

-Mira Miguel tú estás tan operado que si te tiraran a la basura, te pondrían en el bote de inorgánicos, déjame de molestar.

-Tú eres tan fea que tu papá lleva en la cartera la foto de la niña que venía con la cartera –contestó Miguel.

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- ¡Ese es el espíritu, linda! Prefiero verte arruinando la autoestima de los demás que cabizbaja como un caracol con agorafobia. Lo que necesitas es una cita y yo mismo me encargaré de conseguírtela –declaró Miguel con aire triunfador-. ¿Tú sabías que en Indonesia, la pena por masturbarse, es la decapitación?

-¡A la enciclopedia de datos inútiles! –dijimos Mariano y yo al unísono."

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Espero que les haya gustado, hay más de donde proviene éste jejeje !cómprenlo!

Saludos :)

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Mantra de la semana (y mi nuevo propósito de año nuevo): Si el ataque no es directamente contra mí, no es mi guerra, PUNTO.

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Una no puede estar enojada, triste, deprimida o con pánico por lo que le hagan al marido, al hijo, al papá, al amigo, a los de Bosnia, a las hormigas rojas del Congo Belga, a los microbios de Marte, etc. Si no puedo hacer nada, no me voy a congojar y voy a seguir siendo feliz el mayor tiempo que pueda, que así ayudo más a mis semejantes.

martes, 25 de enero de 2011

LA DAMA DE VERDE

¡HOLA! Sorry por el retraso pero... ¡YA SALIO MI LIBRO PUBLICADO EN ARGENTINA! Ya saben, nadie es profeta en su propia tierra así que sólo se vende en Argentina, vía Amazon o conmigo (yo lo doy más barato) jejeje. Así que los invito a que lo compren y contribuyan a una causa noble (Yo, que me porto casi bien siempre y que quiero... ¡seguir escribiendo!), gracias por leerme. El libro se llama igual que el Blog: ¿Una vieja de 35 años? ¡Pero si apenas estoy empezando! Editorial Turmalina o conmigo anawenn@yahoo.com. . ........................................................................................................................................................................ Les dejo la sinópsis y un cuento de mi escritor favorito, Mi Papá. La semana proxima pondré unos párrafos del libro para que se animen a comprarlo (el que no enseña no vende ¿no?)¡Saludos a todos! . ..........................................................................................................................................................................

¿Una vieja de 35 años? ¡Pero si apenas estoy empezando!

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SINOPSIS

¿Alguna vez has sentido que eres demasiado vieja para empezar a hacer algo aún cuando tienes 35, 48 ó 60 años?

¿Alguna vez te has deprimido al leer en las ofertas de empleo que la edad máxima solicitada es de 35 años?

¿Alguna vez has sentido que toda tu vida ha transcurrido como en un sueño o una película en la cual tú no eres la actriz principal?

¿Alguna vez has deseado que llegue a tu vida algo o alguien que la cambie radicalmente y la haga más excitante o apasionada?

¿Alguna vez te has preguntado por qué hay gente afortunada a la que parece que todo le cae del cielo y a ti no te pasa nada bueno sin tener que trabajar arduamente por ello?

Esta es la historia de Ana, una mujer de 34 años que no es ni la más guapa, ni la más popular, ni la más rica, ni la más nada; Ana es un ser humano común, como tú o como yo, que ha vivido moderadamente en todos los sentidos. Ella se siente exitosa y conforme con la vida que “le ha tocado”, hasta que un día, cuando cree que tiene todo lo que una chica de su edad puede alcanzar, su vida da un giro de 180 grados y le arrebata todo lo que daba por sentado, teniendo que comenzar de nuevo desde cero.

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¿Una vieja de 35 años? ¡Pero si apenas estoy empezando! Es una novela divertida que narra las anécdotas, vivencias y problemas de una persona común. Toca temas como la pérdida del empleo, la muerte de un ser querido, el sobrepeso, el abandono, la soledad, el tema del reloj biológico y la falta de motivación para vivir.

Esta historia describe la manera en que Ana libró todos los obstáculos que la vida le puso en frente, aún aquellos que consideraba imposibles y consiguió un nuevo nivel de satisfacción, felicidad y entendimiento de su vida. Ana comparte una fórmula fácil para poder comprender el mundo en que vivimos, aventarnos a formar parte de él y gozar cada momento.

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Cuento regalito de mi Papá "La dama de Verde"

Después de pasear durante tres días por París, Elsa se decidió a ir muy temprano al museo d’Orsay esperanzada en que esta vez no estuviera prestado el cuadro de la “dama de verde” de Tamara Lempicka, para poder saldar una cuenta que le tenía prometida.

Hizo la acostumbrada cola para entrar; pasó a revisión su mochila y la depositó junto con su abrigo y bufanda en el guardarropa. Subió apresurada al primer piso por las escaleras del fondo y en el salón principal, se topó con ella

La hermosa rubia vestía elegantemente con atuendos verdes de principios del siglo pasado muy al art déco, sólo que ahora se encontraba sentada en una banca con un gesto de gran preocupación contemplando, absorta, un marco que contenía un lienzo gris con el contorno de una figura en blanco.

-Como siempre “está en preciosa” -pensó Elsa

La mujer se volvió a mirarla como si hubiera escuchado su pensamiento y con un elegante gesto la invitó a tomar asiento a su lado. Su rostro parecía alegrarse de tener compañía.

-Soy la mujer de ese cuadro- le dijo, y tal vez tú puedas responder ésta pregunta.

-Si puedo, lo haré con gusto- contestó Elsa con un tono levemente irónico.

- ¿Qué es lo que los hombres ven en mi retrato?- preguntó sonriendo con expresión picaresca.

He visto a varias generaciones hablar sobre mi atractiva apariencia; la luz y la armonía de los colores que iluminan mí figura; la composición del cuadro; el sentimiento de suave abandono que proyecto; la emoción que debió tener el artista al pintarme y la o las escuelas a las que debe asignarse mí retrato.

La verdad, es que no entiendo nada de esos comentarios. No sé que quieren decir con toda esa erudita palabrería y para entenderla, decidí bajar a observar lo qué ellos ven y no veo nada de lo que dicen, y menos siento lo que dicen sentir. He llegado a la conclusión de que todo es presunción para presumir entre ellos su sapiencia sobre arte mientras me contemplan.

-Sólo una vez en México- continuo hablando, mi cuadro estaba expuesto en el museo de San Carlos cuando se me acercó una jovencita qué exclamó: ¡Por qué ya las mujeres no somos así! Con esa figura, esa vestimenta y esa actitud, ¡yo seduciría al mundo entero!

-Ese comentario si lo entendí-pues si algo tengo es ser terriblemente perspicaz, vanidosa, seductora, glamorosa, sexy y sobre todo, muy bien vestida.

-No sea tan presumida – contestó Elsa ya molesta y continuo:

Primero no puede ver nada, simplemente porque no está en el cuadro, lo que ve es un lienzo con el contorno de una figura en blanco como su cerebro. Segundo, le faltó agregar que usted es frívola, por no decir desmotivada, egoísta, y a mi parecer a una güereja como usted, no le sienta el color verde. Sobre lo que piensan los demás de su atractiva apariencia, siento decirle que les importa un bledo y que mejor debe preocuparse por permanecer en su sitio y no andar vagando con sus problemas “no-existenciales”, pues usted no es más que una figura virtual hecha para agradar o desagradar, cosa que sí consiguió el artista y doy gracias, a quién sea, de tenerla frente a mí para decirle unas cuantas verdades.

-Así qué, pregunta contestada- ¿next?

- ¿Quién eres tú para hablarme así?-exclamó la verde figura con voz chillante.

- Soy la jovencita mexicana que mencionó, sólo que con veinte años más- ¿Me entiende? Quiero decirle que por tratar de imitarla me ha ido de la fregada en la vida. Invertí mucho de mis sueldos en vestirme como la preciosa dama de verde para seducir a los hombres y sólo se me acercaron unos cuantos pretendientes vía Internet, los que huyeron despavoridos al verme de carne y hueso vistiendo como artista de los años veinte. Pensaron que estaba rechiflada.

Mis amigas de la infancia se alejaron de mí -me dijeron sorry-, pues a sus parejas les parecía muy rara. En mi trabajo de traductora, mientras lo hiciera en mi casa, no había problema pues nadie me veía. Me contrataron varias veces para las callejoneadas nocturnas de leyendas de espantos en Querétaro, siempre y cuando fuera vestida de verde y con sombrero. Mis papás y mis hermanos trataron, por mi bien, de internarme en la casa de la risa pensando que debían de rehabilitarme y alejarme de las drogas. ¿Cuáles drogas? El único vicio que tengo son los chocolates ferback y ya no existen.

Sólo Carlos, mi novio desde el “kinder”, me ha aguantado todos estos años y a propósito, creo qué no tarda en venir.

Carlos subió las escaleras corriendo y llegó jadeando al primer piso. Se detuvo al ver que Elsa lo señalaba a él y a la pared gesticulando muy alterada ante un cuadro que parecía estar cayéndose, mientras detrás de ella se iba arremolinando una multitud de turistas.

-¡Qué hermosa se ve! – pensó Carlos, mientras se aproximaba a Elsa.

Me fascina verla con sus apretados jeans azules, botas negras de escalador, sudadera gris, su pelo negro recogido con una liga y los lentes en la cabeza. ¡Gracias a Díos que abandonó su apariencia y actitud de vampiresa del cine mudo!

Elsa giró sobre sus talones dando la espalda a la “dama de verde” y se encontró con un grupo de japoneses que exclamaban emocionados:

¡Está actuación no está contemplada en la guía de visita al museo!

La actriz es realmente buena. ¡Es muy convincente! y le aplaudieron aunque no entendieron nada de lo que despotricó.

La “dama de verde”, confundida y enojada, subió a ocupar su lugar en el cuadro pensando lo absurdo que son los humanos, pero murmurando- ¡Qué bueno que existen y vienen a verme!

Elsa tiró del hombro a Carlos y abrazándolo con fuerza le plantó un sonoro, apasionado y prolongado beso para después tomarlo por la cintura y conducirlo a ver los cuadros de los impresionistas.

Alzando su mano izquierda, muy satisfecha, se despidió de la “dama de verde”, con su puño cerrado y el dedo medio en alto, muy derecho.