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martes, 11 de enero de 2011

La tragedia del pay.

Antes que nada, los saludo de nuevo deseando que este año simple y llanamente esté lleno de risas, esto es, porque si hay risas, es porque habrá amigos, abundancia, salud, trabajo, problemas resueltos, momentos increíbles y desde luego vino!!!

Ahora sí, entrando en materia, les platico lo que nos pasó esta navidad.

Mi bisabuela Leonor, mejor conocida como “La abue” siempre nos horneaba pay de fresa y de limón para cualquier ocasión; que si es el cumpleaños de X= pay, que si es el santo de Y= pay, que si es día del niño= pay, que día de las madres= pay, que si subió el dólar=pay, que si bajo= pay, que ya agarraron al mocha orejas= pay, que Navidad= pay, que Año Nuevo= pay, bueno se entiende la idea ¿no?

Resulta que la única receta que no venía contenida en mi maravilloso recetario heredado de la abuela es la del pay, ésta se la quedó mi Papá, lo que significa que en realidad está en poder de Cr.

Supongo que Cr no sabía el verdadero significado de poseer la receta, y esto es, como La abue se fue a hacerle pays a Diosito hace ya rato, ella se quedó de responsable de hacer el pay para toda ocasión, y no era tarea fácil. Yo no tengo idea de cuántas veces lo intentó y se esmeró para que le quedara idéntico al de La abue, pero es hasta recientes fechas que todos los miembros del clan le pusimos al pay el sello de aprobado.

Pero… y es que siempre que hay una historia feliz debe haber un pero, la receta, como todas las otras, estaba escrita en idioma abuelesco, es decir, con centavos de huevo y pizcas de cosas. En realidad, estos detalles ya estaban dominados, sin embargo, la receta está medida en vasos, y obvio decir, el vaso no es una medida muy exacta. Gracias a Dios mi Papá heredó el kit completo del pay, es decir, la receta escrita a mano llena de manchas de mantequilla y de otras cosas que no quiero ni imaginarme y el pequeño vaso.

El caso es que esta Navidad, la cena tocó en mi casa y mi Papá y Cr, decidieron venir un día antes para ayudar a preparar todo. El 24 a medio día estaba ya casi toda la cena lista, sólo faltaba preparar el pay y listo, así que decidimos irnos a la sala a descansar y a ver una película.

De pronto un sonido espeluznante llegó de la cocina, con subtítulos tipo Batman y todo… PUM, CUAZ, BAM, CRAAAAAAASH. Todos corrimos a la cocina a ver qué había pasado y simplemente, lo que vimos nos tomó por sorpresa y nos dejó boquiabiertos… el vaso de la bisabuela estaba en el piso roto en 10mil pedazos.

Nadie se movió por 2 minutos tratando de digerir la magnitud de la tragedia, hasta que el valiente de H, también con semblante serio pero sin lágrimas tipo Remy como el resto de nosotros, decidió barrerlo. Ya ni a quien culpar, aunque tengo mis sospechas, como todos supongo.

Cr se dio a la tarea de preparar el pay con una taza medidora, total, si el vaso se usaba para medir todo, que más da uno que otro, pero nooooo, el pay después de 3 intentos, no quedó bien, o estaba muy aguado, o muy seco, o muy dulce o muy algo, no sé, sin sello de aprobado. Disculpen pero estoy moqueando de tristeza :,(

Ni hablar lo intentaríamos en otra ocasión ya que teníamos el tiempo encima. Así es que decidimos encargar nuestro segundo postre favorito, el pastel de Sanborns, sí, ese, el más barato y corriente de los pasteles, introducido por Cr a la familia, y debo decir, una de las varias cosas buenas que nos heredó al entrar al clan hace ya muchos años; pero ojo, el bueno es con relleno de fresa, no con durazno, confíen en mí.

A las 8:30pm pocos minutos antes de que llegara el resto de los invitados, Cr y yo estábamos ocupadas adornando la comida y preparando las botanas y H estaba cambiando los focos del patio, así que mi Papá se ofreció para ir a recoger el pastel, total, sólo había que manejar 3 cuadras hasta el Sanborns y pedir el pastel de las nochebuenas, encargado a nombre de la familia esa misma tarde.

En fin, llegaron los invitados, cenamos delicioso, confesamos la tragedia del vaso, fuimos perdonados, brindamos con vino y llego la hora del postre.

Al sacar el pastel de la caja, otra vez nos quedamos desconcertados, hasta que Cr rompió el silencio con una carcajada que se escuchó hasta el polo norte. El pastel efectivamente tenía nochebuenas pero además tenía escrito: Felicidades Mamá y Toti, y por cierto, el relleno era de durazno ajjjjj.

Primer Mantra del año: Siempre hay que tener un back up de todo, DVD, archivos, fotos y vasos...