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martes, 25 de enero de 2011

LA DAMA DE VERDE

¡HOLA! Sorry por el retraso pero... ¡YA SALIO MI LIBRO PUBLICADO EN ARGENTINA! Ya saben, nadie es profeta en su propia tierra así que sólo se vende en Argentina, vía Amazon o conmigo (yo lo doy más barato) jejeje. Así que los invito a que lo compren y contribuyan a una causa noble (Yo, que me porto casi bien siempre y que quiero... ¡seguir escribiendo!), gracias por leerme. El libro se llama igual que el Blog: ¿Una vieja de 35 años? ¡Pero si apenas estoy empezando! Editorial Turmalina o conmigo anawenn@yahoo.com. . ........................................................................................................................................................................ Les dejo la sinópsis y un cuento de mi escritor favorito, Mi Papá. La semana proxima pondré unos párrafos del libro para que se animen a comprarlo (el que no enseña no vende ¿no?)¡Saludos a todos! . ..........................................................................................................................................................................

¿Una vieja de 35 años? ¡Pero si apenas estoy empezando!

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SINOPSIS

¿Alguna vez has sentido que eres demasiado vieja para empezar a hacer algo aún cuando tienes 35, 48 ó 60 años?

¿Alguna vez te has deprimido al leer en las ofertas de empleo que la edad máxima solicitada es de 35 años?

¿Alguna vez has sentido que toda tu vida ha transcurrido como en un sueño o una película en la cual tú no eres la actriz principal?

¿Alguna vez has deseado que llegue a tu vida algo o alguien que la cambie radicalmente y la haga más excitante o apasionada?

¿Alguna vez te has preguntado por qué hay gente afortunada a la que parece que todo le cae del cielo y a ti no te pasa nada bueno sin tener que trabajar arduamente por ello?

Esta es la historia de Ana, una mujer de 34 años que no es ni la más guapa, ni la más popular, ni la más rica, ni la más nada; Ana es un ser humano común, como tú o como yo, que ha vivido moderadamente en todos los sentidos. Ella se siente exitosa y conforme con la vida que “le ha tocado”, hasta que un día, cuando cree que tiene todo lo que una chica de su edad puede alcanzar, su vida da un giro de 180 grados y le arrebata todo lo que daba por sentado, teniendo que comenzar de nuevo desde cero.

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¿Una vieja de 35 años? ¡Pero si apenas estoy empezando! Es una novela divertida que narra las anécdotas, vivencias y problemas de una persona común. Toca temas como la pérdida del empleo, la muerte de un ser querido, el sobrepeso, el abandono, la soledad, el tema del reloj biológico y la falta de motivación para vivir.

Esta historia describe la manera en que Ana libró todos los obstáculos que la vida le puso en frente, aún aquellos que consideraba imposibles y consiguió un nuevo nivel de satisfacción, felicidad y entendimiento de su vida. Ana comparte una fórmula fácil para poder comprender el mundo en que vivimos, aventarnos a formar parte de él y gozar cada momento.

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Cuento regalito de mi Papá "La dama de Verde"

Después de pasear durante tres días por París, Elsa se decidió a ir muy temprano al museo d’Orsay esperanzada en que esta vez no estuviera prestado el cuadro de la “dama de verde” de Tamara Lempicka, para poder saldar una cuenta que le tenía prometida.

Hizo la acostumbrada cola para entrar; pasó a revisión su mochila y la depositó junto con su abrigo y bufanda en el guardarropa. Subió apresurada al primer piso por las escaleras del fondo y en el salón principal, se topó con ella

La hermosa rubia vestía elegantemente con atuendos verdes de principios del siglo pasado muy al art déco, sólo que ahora se encontraba sentada en una banca con un gesto de gran preocupación contemplando, absorta, un marco que contenía un lienzo gris con el contorno de una figura en blanco.

-Como siempre “está en preciosa” -pensó Elsa

La mujer se volvió a mirarla como si hubiera escuchado su pensamiento y con un elegante gesto la invitó a tomar asiento a su lado. Su rostro parecía alegrarse de tener compañía.

-Soy la mujer de ese cuadro- le dijo, y tal vez tú puedas responder ésta pregunta.

-Si puedo, lo haré con gusto- contestó Elsa con un tono levemente irónico.

- ¿Qué es lo que los hombres ven en mi retrato?- preguntó sonriendo con expresión picaresca.

He visto a varias generaciones hablar sobre mi atractiva apariencia; la luz y la armonía de los colores que iluminan mí figura; la composición del cuadro; el sentimiento de suave abandono que proyecto; la emoción que debió tener el artista al pintarme y la o las escuelas a las que debe asignarse mí retrato.

La verdad, es que no entiendo nada de esos comentarios. No sé que quieren decir con toda esa erudita palabrería y para entenderla, decidí bajar a observar lo qué ellos ven y no veo nada de lo que dicen, y menos siento lo que dicen sentir. He llegado a la conclusión de que todo es presunción para presumir entre ellos su sapiencia sobre arte mientras me contemplan.

-Sólo una vez en México- continuo hablando, mi cuadro estaba expuesto en el museo de San Carlos cuando se me acercó una jovencita qué exclamó: ¡Por qué ya las mujeres no somos así! Con esa figura, esa vestimenta y esa actitud, ¡yo seduciría al mundo entero!

-Ese comentario si lo entendí-pues si algo tengo es ser terriblemente perspicaz, vanidosa, seductora, glamorosa, sexy y sobre todo, muy bien vestida.

-No sea tan presumida – contestó Elsa ya molesta y continuo:

Primero no puede ver nada, simplemente porque no está en el cuadro, lo que ve es un lienzo con el contorno de una figura en blanco como su cerebro. Segundo, le faltó agregar que usted es frívola, por no decir desmotivada, egoísta, y a mi parecer a una güereja como usted, no le sienta el color verde. Sobre lo que piensan los demás de su atractiva apariencia, siento decirle que les importa un bledo y que mejor debe preocuparse por permanecer en su sitio y no andar vagando con sus problemas “no-existenciales”, pues usted no es más que una figura virtual hecha para agradar o desagradar, cosa que sí consiguió el artista y doy gracias, a quién sea, de tenerla frente a mí para decirle unas cuantas verdades.

-Así qué, pregunta contestada- ¿next?

- ¿Quién eres tú para hablarme así?-exclamó la verde figura con voz chillante.

- Soy la jovencita mexicana que mencionó, sólo que con veinte años más- ¿Me entiende? Quiero decirle que por tratar de imitarla me ha ido de la fregada en la vida. Invertí mucho de mis sueldos en vestirme como la preciosa dama de verde para seducir a los hombres y sólo se me acercaron unos cuantos pretendientes vía Internet, los que huyeron despavoridos al verme de carne y hueso vistiendo como artista de los años veinte. Pensaron que estaba rechiflada.

Mis amigas de la infancia se alejaron de mí -me dijeron sorry-, pues a sus parejas les parecía muy rara. En mi trabajo de traductora, mientras lo hiciera en mi casa, no había problema pues nadie me veía. Me contrataron varias veces para las callejoneadas nocturnas de leyendas de espantos en Querétaro, siempre y cuando fuera vestida de verde y con sombrero. Mis papás y mis hermanos trataron, por mi bien, de internarme en la casa de la risa pensando que debían de rehabilitarme y alejarme de las drogas. ¿Cuáles drogas? El único vicio que tengo son los chocolates ferback y ya no existen.

Sólo Carlos, mi novio desde el “kinder”, me ha aguantado todos estos años y a propósito, creo qué no tarda en venir.

Carlos subió las escaleras corriendo y llegó jadeando al primer piso. Se detuvo al ver que Elsa lo señalaba a él y a la pared gesticulando muy alterada ante un cuadro que parecía estar cayéndose, mientras detrás de ella se iba arremolinando una multitud de turistas.

-¡Qué hermosa se ve! – pensó Carlos, mientras se aproximaba a Elsa.

Me fascina verla con sus apretados jeans azules, botas negras de escalador, sudadera gris, su pelo negro recogido con una liga y los lentes en la cabeza. ¡Gracias a Díos que abandonó su apariencia y actitud de vampiresa del cine mudo!

Elsa giró sobre sus talones dando la espalda a la “dama de verde” y se encontró con un grupo de japoneses que exclamaban emocionados:

¡Está actuación no está contemplada en la guía de visita al museo!

La actriz es realmente buena. ¡Es muy convincente! y le aplaudieron aunque no entendieron nada de lo que despotricó.

La “dama de verde”, confundida y enojada, subió a ocupar su lugar en el cuadro pensando lo absurdo que son los humanos, pero murmurando- ¡Qué bueno que existen y vienen a verme!

Elsa tiró del hombro a Carlos y abrazándolo con fuerza le plantó un sonoro, apasionado y prolongado beso para después tomarlo por la cintura y conducirlo a ver los cuadros de los impresionistas.

Alzando su mano izquierda, muy satisfecha, se despidió de la “dama de verde”, con su puño cerrado y el dedo medio en alto, muy derecho.