LAS FULMINETAS MALDITAS

Hace varios años A.H. (antes de H), decidí que era hora de irme de casa e independizarme, así es que agarré mis cosas, y a lo Mary Popins metí todo en 2 maletas y me fui a vivir con mi amigo M.

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Jamás había vivido fuera de casa, así es que mi primera noche sola me sentí libre y feliz. Todo iba bien hasta que la mañana siguiente un pequeño bicho cruzó caminando por la cama tan campante como si hubiera ido por el pan o algo.

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-Este bicho igualado, ¡mira que atreverse a pasear encima de mis Ralph! (Yo siempre he creído que no se puede dormir bien si no es con sábanas de algodón egipcio de por lo menos 400 hilos). Es un pequeño lujo pero creo que lo valgo (aunque me pase 10 días a base de lonchibon del OXXO por comprarlas).

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-M ¿estás despierto? –dije tocando a su puerta.

-Sí Ana, pasa ¿cómo dormiste?

-Muy bien pero tuve una visita esta mañana de un bicho, no alcancé a ver bien qué era, ¿pudieras asomarte por favor? Te juro que si es una araña me muero de un infarto.

-¿Una araña? Aaaaaaaa -gritó M saltando de la cama, ¡Por favor Dios, haz que se vaya! Ana reza conmigo.

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Es lo malo de vivir con un hombre gay, aunque M más bien es como un Buga de closet, porque le gusta el fútbol, los mariachis, el tequila y básicamente se pone lo primero que saca del closet (estoy hablando de ropa).

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-Ah no, ya me acordé, hace poco llegó una circular de que hay una pequeña plaga de cucarachas en el edificio, además en ésta zona de la ciudad no hay arañas, ¿por qué crees que vivo aquí? Abajo del fregadero hay un insecticida, solo rocíale un poco y ya está –dijo M respirando profundo.

-Yo no creo que sea una cucaracha, el bicho era pequeño.

-Las cucarachas son pequeñas.

-¿Estas loco? Las cucarachas son enormes ¿qué no te acuerdas cuando las matábamos en Cuernavaca con los zapatos de tu papá?

-Esas son cucarachas de calor, ¿de verdad no conoces las cucarachas de ciudad?

-No, jamás he tenido el gusto.

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Fui a la cocina por el insecticida. Abrí los anaqueles y oh sorpresa, ¡acababa de descubrir el país de las cucarachas! Incluso me pareció ver una pequeña escuela, un parque de diversiones y hasta una estación de policía. En verdad me sentí abrumada por la cantidad de bichos que compartían el departamento con nosotros.

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-M, debemos tomar medidas desesperadas contra esta invasión, son un chorro -le dije espantada.

-Está bien, vamos a la tienda a comprar fulminetas o raidolitos -respondió M mientras se ponía unos pants.

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Cuando volvimos, sellamos todas las puertas y ventanas con plástico, colocamos todas las fulminetas en lugares estratégicos, las encendimos y evacuamos la casa pues ya estábamos tosiendo como efisémicos.

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-Te invito al cine, pasan una película de Johnny Deep –sugirió M.

-¿Cuál es? ¿De qué se trata? ¿Es de acción? –pregunté.

-No sé, no tengo idea y no me importa... es Johnny Deep, ¿acaso necesitas saber más? –preguntó extrañado.

-Vamos -contesté agarrando mi bolsa.

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Terminando la función, M y yo nos armamos de valor y regresamos a casa. Para nuestra sorpresa, la avenida estaba llena de patrullas y camiones de bomberos.

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-No pueden pasar, hay una emergencia y tendrán que esperar afuera –ordenó un bombero alto y buenote, “chacalón” diría M.

-¿Pero que ha pasado oficial? ¿Se metieron a robar al edificio? ¡Mi picachú de peluche! Sabía que no lo podía dejar solo, necesito pasar –suplicó M.

-¿Alguien nos puede explicar qué demonios pasa? –pregunté al aire a máximo volumen.

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Nos asomamos al departamento pero no se podía ni entrar, estaba inundado de agua, bomberos, policías y cadáveres de cucarachas flotando por todos lados.

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-Mire señorita, resulta que la señora del 102 nos llamó por que salía mucho humo del departamento 104 y nadie respondía la puerta. Entonces llegamos, tiramos la puerta y aquí el compañero entró con la manguera para apagar el fuego.

-¿Cuál fuego? –pregunté.

-Es que todo estaba lleno de humo y acá el compañero vio un brillo al final del pasillo y abrió la manguera, al final resulto ser un espejo grande y roto que reflejaba la luz de las linternas.

-¡El espejo de la abuela! –murmuramos M y yo.

-¿Ustedes viven acá? –preguntó el bombero.

-Noooooo para nada, nosotros vivimos en el departamento... ejem... 309, 310, eso, 310.

-¿Y no conoce a los que viven acá? –preguntó el bombero.

-Bueno son dos chavas preciosas, tipo miss México –afirmó M. -Pero no, nunca hemos hablado con ellas.

-El humo venía de unas fulminetas pero para un depto como este, 5 fulminetas son suficientes como lo dice el instructivo, acá el compañero y yo encontramos 56.

-Tenía que ser, las mujeres bonitas son taaaan tontas –aseguró M -menos tu querida, eres la excepción –alcanzó a decirme antes de que lo pellizcara.

-Bueno ¿y ahora qué hacemos? –preguntó M susurrando.

-Lo que se hace en estos casos, escaparnos sin que nos vean, ¿qué no has aprendido nada de CSI? –le dije murmurando.

-Cierto, no sea que nos quieran cobrar daños a la nación o algo parecido ¡aunque por el compañero bombero ese yo pagaría un millón de dólares! –respondió M como María Félix.

-Si tuvieras un millón de dólares, viviríamos en Mazarik y hasta nuestras cucarachas tendrían su propio loft, ahora cállate, camina hacia atrás y sonríe...

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Mantra de la semana: Las empresas no hacen los instructivos para molestarme, las empresas no hacen los instructivos pàra molestarme...