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martes, 12 de octubre de 2010

AVENTURAS DE OFICINA 3

Mi naturaleza me impide estar en un solo lugar haciendo lo mismo por mucho tiempo, así que después de varios años, renuncié a mi trabajo para irme a meditar al Tíbet. No me dejaron renunciar, me dieron un mes de vacaciones pagadas con tal de que volviera, no me fuera a quedar por ahí refundida en una cueva murmurando OMMMMMMM y pidiendo limosna con un cuenco de madera o vistiendo una toga guinda con la cabeza rapada. (Próximamente aventuras de viajes).

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El caso es que cuando T (sí, la misma "chica" de hace 2 trabajos) se enteró, me prestó el libro que estaba leyendo (uno de los 3 que tenía en su biblioteca, cabe aclarar).

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T- Que casualidad, fíjate que estoy leyendo la autobiografía del Dalai Lama, no lo he terminado de leer, pero te lo presto para que te informes sobre él y sobre el Tíbet.

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Yo- Gracias, te lo regreso el viernes antes de que me vaya.

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Mientras lo iba leyendo, debo admitir que me fui decepcionando un poco del señor, que antes tuve en buen concepto… Nobel de la paz… escritor… humanista, bla, bla, bla; y espero no ofender a nadie, pero después de terminar el libro se mereció el apodo en la oficina del “Dale ahí lana”, en fin…

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El viernes mientras mi jefe, P, y yo estábamos platicando, T me preguntó mi opinión sobre el libro; yo le conté mi decepción sobre la filosofía personal del señor Don Lana.

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T- Oye, pero no creas todo lo que lees o lo que ves en la tele, ¡Ay Ana a veces me sorprendes! Pareciera que no trabajas aquí haciendo comerciales para televisión de productos que no sirven.

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Yo- T, no es un comic, es su autobiografía.

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T- Bueno pero las novelas son como las comedias del canal 2, son de mentiras, aunque bueno, yo no lo he acabado de leer, así que porfa no me cuentes el final.

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P- Al final se muere y fue el mayordomo con el candelabro…

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T- (Encabronada) ¡Que poca madre! Les acabo de decir que no lo he acabado de leer, no tienen madre, ¿por qué me cuentan el final? Ana yo te lo presté en buena onda y te advertí que aún lo estaba leyendo, no se vale…

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P- Pero si es una a-u-t-o-biografía, quiere decir que el mismo autor lo escribió.

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T- Pues sí pero que poca madre tienen, no les vuelvo a prestar nada, que mala onda.

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Yo- Entiende que es el Dalai Lama quien lo escribió, el mismo que ves en la tele.

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P- Si estuviera muerto ¿cómo crees que puede escribir el final de su autobiografía?

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T- Pues no sé, tal vez un amigo o un familiar le ayude, yo que sé…

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Yo- La defensa descansa… otra vez…

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Mantra de la semana: No debo desacompletar la biblioteca de alguien que tenga menos de 5 libros… no debo desacompletar la biblioteca de alguien que tenga menos de 5 libros…

3 comentarios:

  1. Jajajajaja....vuelvo a certificar ante notario público.....que la historia antes relatada por la escribana bloguera, es absolutamente cierto bajo las leyes que esto confiere.

    Chanclas, el Dale ahí Lana con la colección de Rolex, quesque porque ps le gustan y ya.

    Aunque no era como para morir al final de su biografía....en fin.

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  2. Jajjajajajaja no creo que exista alguien como T, debe ser producto de tu imaginacion, es especial. Por otro lado, ¿donde aplico para tener un trabajo como el de T? ver tele 8 horas diarias, suena espectacular.

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  3. Tiene razón T, las autobiografías son novelas de las tres de la tarde de Univisión, en las que sólo se dice lo que se quiere, se inventa demasiado y se pretende obtener dinero por dizque aventuras que a quién le importan. Prefiero mil veces tu blog, saludos

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